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Intemperie. La Carnicería, Arte actual. 2007.

Uno de los aspectos notables en la obra de Paul Parrella es su capacidad para crear equívocos en nuestra percepción y formulación de criterios. Ello se debe a que tenemos generalmente la tendencia a ceñirnos a las apreciaciones dictadas por nuestra visión –es decir, a lo que la expresión plástica y formal nos muestra– y no a concebir que una obra de apariencia abstracta pueda ser el registro fidedigno de una realidad concreta. Justamente su apariencia abstracta, gestual, espontánea crea este equívoco, pero lo interesante es que en realidad se trata de una obra mesurada e incluso realista con motivaciones específicas. Lo cierto es que toda su pintura, vista en sus tres series –Anotaciones sobre el agua(2005), Anotaciones sobre la luz (2007) y Anotaciones sobre el cielo(2012) – es la constatación de un artista que gusta no sólo observar y representar expresivamente la naturaleza sino de registrar justamente lo cambiante y lo efímero de ella. Por eso su actitud es la del aguzado observador.

Los procedimientos utilizados en cada una de estas series varían. Las asiduas visitas del artista a un estanque en el Jardín Botánico originaron sus Anotaciones sobre el agua. Allí observaba su movimiento y lo expresaba a través del color. Mediante telas en pequeño formato realizaba bocetos –que son hermosos apuntes gestuales plenos de vitalidad–, dándose el tiempo necesario para ajustar criterios de color. Luego extrapolaba el dato a piezas en gran formato realizadas en el taller.

El factor tiempo varía según las series. Anotaciones sobre la luz, por el contrario, es resultado de la captación de una realidad efímera que debió ser “capturada” en el mismo instante que se produce. Para ello, Parrella acostaba las telas en el piso y trabajaba la luz del sol a partir de las sombras que proyectaban los árboles. Entonces, registró el “negativo de la luz”. Siendo la realidad lumínica una condición eternamente cambiante, el resultado son obras realizadas de manera gestual y dinámica. En esta etapa, el artista concientiza que el registro del dato y su expresión no están disociados. En cierta forma, es la naturaleza la que condiciona la obra.

Por otro lado, en Anotaciones sobre el cielo el artista vuelve a cambiar el procedimiento de captación de la imagen. Partiendo de la experiencia de la ventana de León Battista Alberti, Parrella observa y registra la forma de las nubes desde la ventana de su taller. Lo hace mediante dibujos sobre papel milimetrado, acetatos, vidrio o fotografías. Estas anotaciones las hace con el fin de tomar el dato inmediato tal como las nubes se encuentran en un día y horas determinados. Luego transfiere las imágenes a la pintura, muchas de las cuales son trabajadas con asfalto, un material denso, viscoso y oscuro. Porque en estas Anotaciones, más que expresar la levedad, se trata de registrar la forma de las nubes, sucesos vaporosos que, paradójicamente, tienen la contundencia de alterar un paisaje a cada instante.

El género del paisaje se ve sin duda renovado con estas piezas de Paul Parrella. Para esta exposición el artista realiza un compendio de diez años de trabajo en contacto permanente con la naturaleza. El resultado está en sus polípticos y en sus apuntes que constituyen obras autónomas y significativas en su conjunto. Su propuesta artística termina siendo, sin duda, un testimonio y una manera de contextualizar su ambiente y circunstancia.

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